Los vehículos eléctricos no son invento de este siglo, estos empezaron a construirse en la década de 1880, pero al ser más económico el combustible a base petróleo, y no disponibilidad de redes eléctricas, se descontinuó su uso. A mediados de los años 1980, se retomó la producción de los mismos en algunos países que le apostaron a la masificación del uso de los mismos.  

De cara al fenómeno de Calentamiento Global y a la reducción importante de las fuentes de energía no renovables, donde el sector transporte es de los más responsables del cambio climático (25%), algunos países como Noruega han apostado a su movilidad en vehículos eléctricos. A este esfuerzo se han empezado a sumar otros países europeos y asiáticos, dando como resultados muy positivos a la reducción de la emisión de carbono del medio ambiente.

Desde luego América Latina no se ha quedado atrás, siendo una región muy afectada por los fenómenos asociados al cambio climático, también esta apostando al cambio de la movilidad de motores de combustión a motores eléctricos, proyectando un aumento considerable en la demanda eléctrica y necesidad de comunicaciones móviles, que se distribuye en todos los sectores sociales.